jueves, 22 de abril de 2010

Un día en Bilbao

Empezaremos nuestro recorrido en el Arenal, justo enfrente del teatro Arriaga.



Desde allí seguiremos el paseo que hay en la ría por la margen izquierda.



Si hace buen día estaremos de suerte porque es un paseo muy agradable que te va llevando hasta la parte de detrás del Guggenheim y acaba en la zona del Palacio Euskalduna.




Justo allí detrás han hecho un museo Marítimo y están algunas grúas residuales de los antiguos astilleros.





Volveremos por la parte delantera del Palacio y buscaremos la Gran Vía. Antes de llegar al centro donde están todas las tiendas, podemos parar en el Parque de Doña Casilda, que queda justo a la izquierda. Mucho verde y muy cerca el Museo de Bellas Artes, donde vale la pena entrar.



La Gran Vía se convierte en unn ajetreo de gente y tiendas a partir de la Plaza de Moyúa, donde está el edificio de la Diputación y el Hotel Carlton. También son famosas las entradas de metro, diseñadas por Norman Foster.




Si seguimos caminando recto llegaremos a la Plaza Circular, donde acaba la Gran Vía. Allí está el Café La Granja, uno de los cafés clásicos de Bilbao, junto con el Café Iruña (mi preferido) o el desaparecido Boulevard. El Iruña no está lejos, justo en la calle de antes a la izquierda, y si queréis tomar un tentempié os recomiendo los pinchos morunos o los serranitos.



Cuando cruzamos la Plaza Circular volvemos a encontrarnos con el Arenal. Justo enfrente está el Casco Viejo de Bilbao. Una vez visto todo es el momento de perderse por sus callejuelas e irse de pinchos.
Si aún quedan energías, desde el aquí se puede coger un ascensor o subir las escaleras que llevan a la Basílica de Begoña, la patrona de la ciudad.

Bilbao no es un gran centro turístico ni una ciudad de tarjeta postal (como puedan serlo sus vecinas, Santander o Donostia) pero es una ciudad que se ha puesto guapa en los últimos años, después de haber sido durante mucho tiempo la hermana fea. Vale la pena darle una oportunidad.

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jueves, 15 de abril de 2010

Castillo de la Reina Mora

Con esta ruta que ha preparado Ana inauguramos una nueva sección de Senderismo.
Aprovecho para animaros de nuevo a que enviéis vuestras recomendaciones viajeras, recordad que hay regalito por cada participación.



Una mañana de domingo cualquiera podemos emprender esta ruta y visitar el castillo de Marinyén, de la Reina Mora o de Alfándech, que se encuentra en el término municipal de Benifairo de la Valldigna.

La ruta parte del parking de la Tourist Info de Simat ( que por cierto muy bien que una tourist se encuentre cerrada en plena Semana Santa, olé el turismo de masas) donde podemos dejar el coche. Desde ahí seguir la ruta a pie que indica Castillo de Marinyén( nosotros tardamos 1 hora y media andando a paso normal) por carretera rural ( aunque también se puede seguir en coche y dejarlo aparcado donde se inicia la ruta cuesta arriba por la montaña)


La subida no es pesada excepto el último tramo; puede realizarse con niños(comprobado)

Los orígenes del pueblo de Benifairó se remontan a los de una alquería musulmana donada por Jaime el Conquistador a Domingo de Teylla y a Ferrer Matoses en 1249. Posteriormente paso a la Corona y Pedro el Grande se lo concedió a la emperatriz Constanza. Por último fue otorgado por Jaime II el Justo a la fundación del Monasterio de Santa María de Valldigna, señor del lugar hasta el S.XIX.

Las tierras de la Valldigna fueron cedidas en enfiteusis por Carta Puebla de 1336.

La expulsión de los moriscos permitió al Monasterio reforzar los derechos señoriales según Carta Puebla. Las tierras, repartidas en lotes de 3 hectáreas, fueron concedidas nuevamente en enfiteusis. La abolición del régimen señorial y la desamortización eclesiástica pusieron fin al dominio del Monasterio.

El castillo tuvo una función defensiva en vigor durante gran parte de la Edad Media, pero tras la expulsión de los moriscos fue abandonada. Se conserva parte de las construcciones que existían en el muro exterior, así como algunos lienzos de Muralla y otros elementos.


Puede rematarse la excursión con una comida en el Restaurante la Puigmola, que está en Barx, cuyo nombre se debe a una fuente que todavía existe y que antiguamente fue balneario de aguas termales y cuyas propiedades son buenas para el riñón.

No me voy a cansar de decirlo; qué cosas tan bonitas tenemos cerca y las desconocemos.






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anatelleva

lunes, 12 de abril de 2010

Primavera




Parece que tenía esto abandonado, pero no es así: tenemos nuevos destinos muy primaverales.


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